A medida que se realizan más investigaciones sobre el estrés y el estado de ánimo, se ha descubierto que los nutrientes de nuestra dieta pueden influir mucho en nuestro estado de ánimo, y un número creciente de investigaciones sugiere que la estabilidad del estado de ánimo puede verse influida por nutrientes clave como la vitamina B.
Las vitaminas B, y específicamente las vitaminas B1, B2, B3, B5, B6 y B12, son esenciales para varias funciones corporales, y lo más importante en esta esfera, para la correcta absorción del fósforo en el torrente sanguíneo. El fósforo ayuda a facilitar la reparación celular y el crecimiento de tejidos en el cerebro y el cuerpo, promueve el desarrollo saludable de las células cerebrales y ayuda a mantener la memoria y las capacidades cognitivas, lo que lo convierte en una parte crucial de la función cognitiva. Las vitaminas B también ayudan al cuerpo a producir y sintetizar la serotonina, que se conoce como un estabilizador natural del estado de ánimo, que se cree que ayuda a regular la ansiedad y el estado de ánimo.
Las fuentes alimentarias de vitamina B-12 incluyen la carne de aves, de vaca y de pescado, y los lácteos. La vitamina B-12 también se agrega a determinados alimentos, como los cereales fortificados para el desayuno, y está disponible como suplemento oral. Pueden recetarse inyecciones o un atomizador nasal de vitamina B-12 para tratar la deficiencia de esta vitamina.
Las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana podrían ser propensas a la deficiencia, ya que las verduras no contienen vitamina B-12. Los adultos mayores y las personas con afecciones del tracto digestivo que afectan la absorción de nutrientes también son susceptibles a la deficiencia de la vitamina B-12.
Si no se trata, la deficiencia de vitamina B-12 puede causar anemia, fatiga, debilidad muscular, problemas intestinales, daño en los nervios y trastornos del estado de ánimo.
La cantidad diaria recomendada de vitamina B-12 para adultos es 2,4 microgramos.